miércoles, 18 de abril de 2007

Una experiencia Inolvidable

Hola amigos, esta vuelta les traigo la historia que nos acercara Josecito Pocoseso, como homenaje a un gran Maestro que tuvo la suerte de conocer. La publicaremos en dos entregas.
Hasta la próxima
SLPST
Chacho Escota


Una experiencia Inolvidable, por Josecito Pocoseso

Inspirado por la historia del Maestro Salvatierra es que quisiera contar la experiencia inolvidable que viví siendo integrante de la tropa.

Corría el año 1971 cuando recibimos la noticia que tendríamos durante algunos meses la visita de un Gran Maestro Scout de origen Montenegrino, merced a un intercambio cultural favorecido por la cooperativa de apicultores de Villa Encarrilada Entre Ríos, colonia de Yugoeslavos.
Recuerdo como el resto de la patrulla Mangangá y yo no podíamos salir de nuestro asombro: la tropa No. 46 Mariscal Tito había estado acéfala 9 meses durante los cuáles se hizo cargo de la misma, en carácter interino, el comisario del único destacamento policial en 150 Km a la redonda: Pedro Garnacha. Fue un período nefasto para la tropa, las actividades se reducían a barrer la comisaría o bien a tratar de enlazar el zaino del comisario que se escapaba recurrentemente; esto había hecho desistir a muchos de los scouts que encontraban mucho más entretenido salir los sábados a bolear caranchos con sus gomeras, exculpados de no cumplir con el código scout por hallarse en licencia por hastío.

Es por eso que la importación de este Gran Maestro Scout llamado Bratzo Segota había generado una inusual expectativa en la purretada de este villorrio otrora tranquilo y taciturno. Ante la emoción mi subguía Romualdo Palitotieso empezó a tartamudear nuevamente: se había curado mágicamente aquella tarde que vimos bañarse sin ropas en el río a toda la troupe del Circo Las Águilas que ocasionalmente dieron una función a beneficio... del comisario, que descubrió que no tenían los papeles en regla para el transporte de una oso pardo llamada Sissy.

Y por fin llegó el día de la presentación del gran Maestro Segota ante la Tropa: estuvimos toda la noche anterior junto con Palitotieso lustrando la madera de nuestro bordón y volviendo a pintar con tinta china las señales de orientación de tercera y el alfabeto Morse, también cosiendo algunas de las letras de nuestro lema (Perseverantes e Intuitivos) en el banderín. Los zapatos relucían al sol, los pañuelos perfectamente enrollados, los cueritos hechos con huesitos de caracú (de ternera para que el agujerito sea mas chico y no se caiga por peso propio) barnizados y en posición.
Pensábamos encontrarnos con la reencarnación de Baden Powell y ahí lo vimos aparecer: era alto, muy alto, enjuto, ojos hundidos en sus órbitas, no sabría decir si era narigón o tenía la cara echada para atrás, su uniforme le quedaba... diría que extraño, las piernas eran tan largas que los bermudas estaban a kilómetros de sus medias, portaba un birrete inclinado con algo sobre él que luego supimos era un yuyo típico de su tierra cuyo aroma tan fuerte servía para espantar moscas y mosquitos. Nos miró a todos, a los dieciséis integrantes de las cuatro patrullas y nos dijo: "dobro jutro" ante lo cuál Palitotieso le respondió sin que yo pudiera hacer nada para evitarlo: "Ausente”.

Claro, a pesar de que había recibido una fuerte corriente inmigratoria de ese país al comienzo de la segunda guerra, el pueblo existía antes y solo una parte tenía ascendencia yugoeslava, por eso Palitotieso que era de apellido Tolaba no entendía absolutamente nada, excepto claro por su inquietud por aprender insultos en esa lengua, pero imagínenlo, tartamudo y puteando en yugoslavo. Yo mismo, a pesar de que mi abuela era oriunda de ese país, solo conocía algunas frases. En realidad la pérdida de esta y otras tradiciones fue lo que originó la llegada de nuestro Gran Maestro Scout, fogoneada y solventada por los más conservadores de nuestro pueblo, ya que en la escuela provincial N*31 "Valientes de Sipe-Sipe” el viejo maestro rural Baltasar Ibarburú defendía a rajatabla la lengua castellana, a lo sumo dejaba deslizar en su prolijo lenguaje algún vocablo guaraní.

Desde luego, el maestro Segota estaba en la misma situación respecto de nosotros, y mientras yo trataba de explicarle a Palitotieso que lo que había dicho era “buenos días”, el Gran Maestro lo miro y tiró su segunda frase: “zoven se Bratzo” ante lo cuál mi subguía seguido por el resto de los mangangá además de varios otros, empezaron a frotarse enérgicamente el brazo, lo que provocó la caída al piso de la mayoría de las cintas de destino y especialidades que prendiamos al uniforme con esos ganchitos de presión que invariablemente se oxidaban al lavar la camisa. Yo estaba morado de vergüenza, de haber estado presente el comisario el castigo hubiera sido portar una cacerola en la cabeza durante toda la reunión ¿Les parece leve? Imaginen el cuadro de situación: cacerola de aluminio, Entre Ríos, pleno sol de primavera, todavía no sé si no era ésta la técnica que usaban los Jíbaros para reducir cabezas.

Para salir de la situación crítica grite... "¡atención, firmes Perseverantes e Intuitivos! ante lo cuál el resto respondió ZUM ZUM ZUM. Vuelto a la realidad Palitotieso, dando un paso al frente y pisando su especialidad de nadador, gritó scouts simpreeee... y el resto LISTOOS. Salió bastante bien considerando la reincidencia en el tartamudeo de Palitotieso; luego de eso nos siguió la Guazuncho, la Carpincho y la Yacaré.

Lo que el gran Maestro había dicho era “mi nombre es Bratzo”. Mientras estaba terminando de explicarle esto a la patrulla, él mirando a mi subguía dijo algo que no sonaba muy bien en nuestro idioma: “kako se zovete” (¿cuál es tu nombre?). Yo señalándolo le dije "él Palitotieso"; Palito me miro rojo de rabia me dijo: “gar gar gaaarrca”.

Pasada la conmoción inicial y aclarados algunos desacuerdos idiomáticos, el maestro scout Segota, empezó a demostrarse dubitativo, como no sabiendo continuar, lo vi transpirar en exceso, imaginé que el cambio climático lo estaría afectando; vió al costado del playón una pelota, la tomó y comenzó a picarla con cierta destreza, me hizo un pase perfecto al pecho que a duras penas pude atrapar sin soltar el bordón y dijo "Bratzo", dudé un instante y pasándosela a quien tenía enfrente en la formación de herradura dije "José"... De esta singular manera nos presentamos todos y un atisbo de sonrisa se dibujó en su rostro.

El comisario no estaba pero el rescoldo de la mañana aún tibio y la pava junto al mate llamó su atención. A pesar de que algunos se negaban a moverse ante la ausencia del clásico “rompan filas” poco a poco nos fuimos acercando al fogón: Era condición indispensable en nuestra tropa saber cebar mate amargo, con maestro scout comisario era la única manera de aprobar cualquier prueba: por ejemplo en cabullería los nudos no se hacían, se explicaban, pues nuestras manos siempre estaban ocupadas por la morocha y el mate. El mate lo cebó el Patón Alzamendi, era el que mejor lo hacía y desde luego el más avanzado en el cuadro de adelanto.

Bratzo vio que algunos de nosotros teníamos encima el manual de tercera, en realidad solo habíamos conseguido dos cuando el padre de Nicasio Bucosich, “el Buco” para los amigos, que era comisionista, viajó a Rosario, el resto lo copiamos a mano y calcamos los dibujos en papel manteca con un lápiz negro de los blandos, luego lo poníamos del revés sobre la hoja y con la parte de atrás del lápiz presionábamos fuerte sobre los contornos del dibujo, bah onda Simulcop.

El gran Maestro nos pidió uno y empezó a hojearlo, nos dió un poco de vergüenza, alguien tan sabio como él en las artes del escultismo con ese manual tan desprolijo y de entrecasa... si el dibujo para demostrar como se entablillaba una fractura expuesta se parecía al perfil de un sanguche de milanesa con lechuga por supuesto. Pero al parecer pudo interpretarlo, y luego de un rato de tomar mate y de tratar de comunicarnos mitad en castellano y mitad en yugoslavo, inesperadamente nos saludo uno a uno estrechándonos la mano derecha y se alejo por el camino de tierra poblado de álamos que llevaba hacia el pequeño centro comercial de nuestro pueblo: no habíamos saludado a la bandera, entre todos coincidimos que siendo de otra nacionalidad no tendría por que rendir culto a otra bandera que no fuera la suya. En fin nos formamos solos, saludamos, y nos fuimos.


CONTINUARÁ...

Josecito

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Decime nene, vos no tenés otra cosa que hacer, que te ponés a escribir estas cosas, ¿a quién le importan todas estas pavadas?, 20 años te pagué la cuota de la agrupación, para que, ¡para esto!, mas scouts mejores ciudadanos decian, haber cuando venís a enderezarme la antena que desde la última tormenta que no agarro muy bien el canal 2 y no entiendo las letras del programa de Fantino, 20 años tirados a la basura ¡Virgen Santa!.

Anónimo dijo...

¡Ya voy vieja!...ya voy.

yanmaneee dijo...

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steate dijo...

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