domingo, 31 de julio de 2011

HISTORIAS NEGRAS DEL SCOUTISMO (1) El "Petiso Orejudo" asesino en serie.




El 24/7/19 nace en Bs.As. Cayetano Santos Godino, más conocido como el “Petiso Orejudo”. Fue scout de la Compañía Cnel. Pringles de Barracas, siendo “Búfalo Borracho” su MS, un conocido un dirigente de larga experiencia en reformar almas descarriadas. Godino fue un joven asesino en serie, uno de los mayores sociópatas en la historia de la Argentina. Muere en la cárcel de Ushuaia.

El “Petiso Orejudo” es encerrado a los once años en la Colonia de Menores “Marcos Paz”, a pedido de sus propios padres, 2 inmigrantes calabreses Fiore Godino y Lucía Ruffo, quienes hicieron de su infancia un infierno. El Director del reformatorio, Dr. Matías Contursi Lobero, quien había sido integrante del Directorio de INSA, cree que la socialización y una educación fraterna, pero de mano firme, encarrilará al precoz delincuente, por eso encarga con convicción que se incorpore a las filas de una Compañía de Boy Scouts donde primara la disciplina y la mano firme de un Maestro Scout “de la vieja escuela” Don Búfalo Borracho, dirigente de conocida y larga trayectoria en la INSA. A pesar de los esfuerzos realizados en la famosa Compañía Cnel. Pringles, el instinto asesino de Godino, prima sobre sus valores scouts y comienza su temible historia de crímenes de menores, torturas y provocación de incendios (hábito que había adquirido en la tropa)
Tras ser detenido confesó cuatro homicidios (la cuarta parte de los que se le atribuyen) y numerosas tentativas de asesinatos. En una primera instancia, Santos Godino fue declarado irresponsable y se lo recluyó en el Hospicio de las Mercedes, en el pabellón de alienados delincuentes. Allí atacó a dos pacientes: uno inválido en una cama a quien hirió ferozmente con una Victorinox grabándole con el filo caliente enormes flores de lis en sus pómulos; y la otra víctima en silla de ruedas a quien colgó con distintos nudos scouts a un frondoso y alto eucalipto . Después intentó huir. Lo trasladaron entonces a la Penitenciaría Nacional de la calle Las Heras, donde atormentaba a los otros reclusos en las noches durante horas cantando con su aguda voz “Avanzan las Patrullas”.

Diez años después, y debido a su terrible conducta sádica con compañeros y animales se lo trasladó al Penal de Ushuaia, Tierra del Fuego, conocida como la Cárcel del Fin del Mundo. Allí los médicos del penal ―basándose en los estudios seudocientíficos de Lombroso― creían que en las orejas radicaba su maldad, por lo que le practicaron una cirugía estética para achicárselas. Este radical tratamiento no tuvo resultados.
Al cumplir 10 años de condena, Godino pidió la libertad y se la negaron: los dictámenes médicos elaborados por los doctores Negri y Lucero y los doctores Esteves y Cabred concluyeron que «es un imbécil o un degenerado hereditario, perverso instintivo, extremadamente peligroso para quienes lo rodean». De su vida de recluso se sabe poco. Apenas alguna anécdota como la siguiente: en una oportunidad consiguió detonar la furia de los presos porque mató al perro mascota del penal arrojándolo junto con los leños al fuego, mientras cantaba “Sube la Llama”; le pegaron tanto que tardó más de veinte días en salir del hospital.
Las circunstancias de su muerte siguen siendo nebulosas. Se presume que murió a causa de una hemorragia interna causada por un proceso ulceroso gastroduodenal, pero se sabe que había sido maltratado y, con frecuencia, violentado sexualmente. Sobrellevó los largos días de la cárcel, sin amigos, sin visitas y solo recibía cartas de su querido Maestro Scout. Murió sin confesar remordimientos. Según los policías del penal habrían comentado que Godino murió a manos de los reclusos, quienes lo golpearon hasta matarlo luego de que este matara a la mascota de los presos, un gato, con el nudo de horca.

jueves, 21 de julio de 2011

El caso de los niños cantores de La Lotería Nacional - HISTORIAS DE CORRUPCION



Publicado en el Diario La Nación el domingo 07 de diciembre de 1997, por Álvaro Abos, y comentado al pié por Don Chacho Escota.

“La estafa a la Lotería con la aparición cantada del 31.025, en 1942, complicó a mucha, demasiada gente en la maniobra. Se descubrió muy pronto, y sobrevive en la memoria popular porque afectó el juego, el azar y los sueños, sustancias a las que somos muy afectos los argentinos

Para todos los que soñaron con la gallina y le jugaron al 25, el viernes 4 de septiembre de 1942 fue un día inolvidable. Pero sobre todo lo fue para los niños cantores -no precisamente los de Viena- que entonaron con voz templada una pequeña obra barroca de la corrupción argentina.

El sorteo de la Lotería Nacional duraba una hora. Rotaban tres turnos de tres boys scout cada uno. Los nueve participaron en la maniobra. Habían encargado a un carpintero unas bolillas similares a las que giraban en los dos globos de vidrio. Uno de los niños cantores tenía escondida en su mano la bola con el premio mayor. Otro, la bola con el número elegido.
En medio de la rutina, cuando se llevaban cincuenta minutos de sorteo y los premios se repetían -Cieeen peeesos...-, se cantó el número mágico: -Treeeinta y un miiil veinticiiiinco...
-¡Trescieeeentos miiiiiiil peeeesoss...!

El tercer boy scout, en medio de los dos cantores, recogió las bolillas, las mostró al público, se las exhibió al notario y procedió a colocarlas en el tablero. Todo se había hecho a la vista, confiando en la credibilidad que despertaban los niños, pero una organización criminal estaba detrás de los cantores.

Café de los Angelitos
Unos meses atrás, cuando comenzaba el duro invierno de 1942, dos hombres entraron en el Café de los Angelitos, en Rivadavia y Rincón, sacudiendo la llovizna que impregnaba los sobretodos. El mayor se quitó el sombrero. El otro era un adolescente. Padre e hijo. Mientras daban cuenta de un submarino y un completo -café con leche con pan y manteca-, fueron llegando otros hombres con otros chicos Boys scout. Hablaban en voz baja.
-¿Quiénes entran?
-Fulano y Mengano...

El mecanismo era sencillo. Los boys scout fueron birlando bolillas. Un oficial tornero de Ramos Mejía confeccionó, según el modelo, dos bolillas exactamente iguales: una con el número elegido, otra con el premio grande. Se fijaba un día para consumar el delito y los padres de los niños cantores jugaban lo que tenían y lo que no tenían a ese número.
El mecanismo fue ensayado el 24 de julio de 1942 con el número 25.977, y todo funcionó a la perfección. Entonces, envalentonados, prepararon el gran golpe.

A la cabeza y a los premios
Se extendía la mishiadura, lunfardismo que viene del dialecto genovés (miscio: pobre), y había que salvarse jugando. En la estafa de los niños cantores intervenía tanta gente que casi era vox pópuli.
El diputado radical por Santa Fe Agustín Rodríguez Araya pidió la formación de una comisión para indagar sobre los beneficiarios de concesiones para vender Lotería. La formaron los diputados Roberto Lobos, Carmelo Piedrabuena, Jacinto Oddone, J. Luciano Peltier, Fernando de Prat Gay y Atilio Giavedoni. Se descubrieron irregularidades: premios pagados sin billete, bolillas más pesadas, lo que beneficiaba a algunos números, privilegios para la venta de Lotería otorgados a parientes de antiguos presidentes y otros amigos del poder.

La comisión estaba cerca de la verdad, pese a lo cual los organizadores de la estafa decidieron seguir. Para el sorteo del 5 de septiembre, medio país le jugó al 25, a la cabeza y a los premios.
Los arbolitos (pasadores del juego clandestino) no aceptaban más apuestas. Algunos enterados viajaron a Rosario y hasta a Tucumán para conseguir billetes del 31.025.

Fue finalmente el diario vespertino Crítica el que destapó el escándalo. Para algunos, Crítica era un pasquín sensacionalista, y se decía que, con tal de vender más ejemplares, sus cronistas policiales cometían los crímenes sobre los que luego informaban. Para otros, era un diario valiente: su director, Natalio Botana, apoyó a los republicanos en la guerra de España y a los aliados en la Segunda Guerra Mundial, además de publicar a grandes escritores argentinos, como Jorge Luis Borges, que dirigía el suplemento literario. "Ayer salió con la grande un número ya anticipado", tituló Crítica.

Rodríguez Araya actuó de inmediato. Hizo detener a todos los niños cantores y los sometió a interrogatorios cruzados, hasta que confesaron.
La prensa comentó extensamente el suceso: se dijo que algunos de los niños eran ya mayorcitos y más de uno, terminados los sorteos y tras embolsarse las propinas de los favorecidos, cambiaba los pantalones cortos de boy scout por los largos y ocupaba otro puesto público.
Las declaraciones a la prensa de uno de los acusados fueron reveladoras del clima de época: "¿Qué quieren? ¡Todos viven bien y gastan más de lo que tienen, y todos lo ven y nadie dice nada! ¡También nosotros tenemos derecho a pasarla bien!" Recibieron condenas de tres y cuatro años, pero en medio de acontecimientos que sacudieron poco después al país recuperaron la libertad rápidamente. (…)

A pesar de su modesto alcance, comparado con otros escándalos anteriores y posteriores, el caso de los niños cantores quedó en la memoria popular, quizá porque afectó a una institución como la Lotería Nacional, que era una de las columnas de la credibilidad pública, junto al Correo y la Caja de Ahorro Postal y a la propia Institución de los Boy Scouts, que continuó proveyendo de honestos jóvenes con pantalones y mangas cortas que no debían esconder chanchullos. (…)”. Alvaro Abos, para La Nación.
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Ante tamaño descrédito que podía ensombrecer la imagen del Scoutismo el Directorio Nacional de INSA y el Consejo Nacional de la USCA decidieron presentar al público un propuesta de solución transparente. A último momento se decidió invitar a la Asociación Guías Argentinas. Se convocó a los medios de prensa a una conferencia en plena Plaza de Mayo. Se comunicó que los grupos y compañías, debían nominar a valiosos jóvenes que requerían del aval de personas destacadas de la comunidad que tuvieran absoluta confianza de sus conciudadanos. Todos los nominados participarían de un sorteo público, realizado en esa misma Plaza de Mayo.

El proceso de elección fue realizado en 30 días. La prensa estuvo muy encima de todo esta gestión y tenía una actitud desconfiada. Se decide elegir a 12 jóvenes, 3 cuartetos (agregando a los tríos un/a joven atenta/o a cualquier vicisitud o ausencia inesperada: “el comodín”). Realizado el sorteo público el primer cuarteto quedó compuesto por la Señorita Margarita Elizonto Anchorena, por Las Guías; Gabriel Miguel Uriel Sambenito elegido en la bolsa de USCA; José M. Bianchi por la INSA; y el “comodín” recayó también en otro boy scout de INSA: Abelardo Bonifato. Todos los elegidos fueron presentados a las Autoridades de la Lotería Nacional, que se propuso seguir muy de cerca el desempeño de los “niños cantores”.

El resultado fue asombroso y reforzó el escándalo, el/la joven que sacaba el número elegido, y premiado por otro de los “cantores” parecía responder a un esquema mental, cierta inclinación casi sobrenatural por determinados números que reflejaban su personalidad, convicciones o hábitos, situación que hacía previsibles los sorteos y los viciaba “premeditadamente”. Por ejemplo, Margarita Elizondo Anchorena solo sacaba números relativos al arte culinario, en sus tres sorteos salieron el 46 (los tomates), el 19 (el pescado) y el 50 (el pan). Gabriel Miguel Uriel Sanbenito de la USCA sacó: el 84 (la Iglesia), el 40 (el cura), y el 26 (la Misa) en los premios mayores. El muchachito de INSA Pepito Bianchi, de Zona Norte, que tenía tanto de honesto como de atorrante, sacó las bolillas del 78 (las prostitutas), el 69 (los vicios), y el 05 (el gato). Cuando le tocó eventualmente sacar las bolillas al “comodín”: Abelardo “El Bosta” Bonifato, la suerte se dio por el 71 (el excremento), el 87(los piojos) y el 91(la letrina).
Con esto literalmente “cago” la suerte de los niños cantores scouts, no fueron invitados nunca más ni a un mísero campeonato de truco. Triste y complicada historia la del Scoutismo y el Azar.

Pero no fue ni la primera ni la última vez que en los Scouts Argentinos se timbearon los valores, hace muy poco los “capos” apostaron todo al 20 (la fiesta) que ni figuró en los premios, y allí “se perdió” la ALEGRÍA de sentirse parte de una Gran Asociación.

domingo, 3 de julio de 2011

Nuestra predilección por las actrices Litoraleñas y Scouts: Las Legrand y La Coca Sarli.




Estoy muy agradecido al paisano Lorenzetti que rescató del baúl de los recuerdos la noticia del Scout Argentino (que aparece en las fotos), recordando cuando el Directorio de INSA ofrecía a las Compañías películas nacionales, principalmente, para exhibirlas en los locales. Se juntaba así, en torno al patio de la Agrupación, a la gran familia scout, y como en el caso de nuestro querido Grupo el "Cadete Lucio Alcides Alzamendi" de la localidad de Las Monjitas (cerca de Pico Seco, Carcarañá, en la provincia de Santa Fe), ante la exhibición de algo interesante, (que no sean las señoritas que daban vuelta a la plaza en el sentido de las agujas del reloj los domingos al atardecer), era un acontecimiento que juntaba al pueblo entero.

La posibilidad de distribución de películas se daba gracias a la relación que existía entre el Señor Ángel Mentasti, de “Argentina Sono Film”, y el Maestro Scout Roberto Macri, Secretario Técnico Nacional de INSA. Y fue una iniciativa muy aplaudida porque acercó a mucha gente al ámbito scout, en tiempos que solo se escuchaba radio, y, si había, se iba al cine o al teatro. Y también era una alegría especial para los Scouts y las Guías ver a actores/actrices que pasaron por nuestras filas.

Cuando se anunció en la Compañía (Grupo) la posibilidad de ver películas, y elegir los títulos, hubo un gran entusiasmo, pues la muchachada tenía predilección (localista!) por tres artistas mesopotámicas, que en su niñez y juventud pasaron por las filas del Guidismo-Scoutismo: las hermanas María Aurelia Paula, y Rosa María Juana Martínez Suárez (Silvia y Mirta Legrand), nacidas en Villa Cañas, (Cnia de Guías “ Nuestra Señora de Guadalupe”); e Hilda Isabel Gorrindo Sarli (La “Coca” Sarli), nacida en Concordia (Cnía Santa Elena). En lo personal a mí me unía un afecto especial por Hilda Isabel, pues ambos cumplimos años el mismo día patrio (9 de julio), y además porque Gorosito Gorrindo, un amigote, es primo de “La Coca” y ella ha venido varias veces a pasar vacaciones en la estancia, y bueno… confieso: fue en un verano de aquellos que pude robarle unos besos furtivos y cortitos, a esa espléndida muchachita, que allá por el 55 sería Miss Argentina.
El Jefe VeJiGa consideró que lo más democrático era que se votara que películas se solicitarían al Directorio. Las opiniones estaban divididas. Las mujeres y algunos “varones domados” elegían: “Hay que educar a Niní” y “Los martes, orquídeas” de las hermanas de Villa Cañas; y los muchachos elegíamos: ”La burrerita de Ypacaraí “ y “El trueno entre las hojas” de la hermana guía entrerriana que era más joven y bonita según sabíamos. Akela Martita, VeJiGa y algunos de la Comisión de Fomento preferían “Las Aguas Bajan Turbias” con Hugo del Carril.

En realidad, nadie en el pueblo sabía bien los argumentos de las película; nadie había visto los films, solo existían vagos comentarios de pueblerinos que habían escuchado algo en Carcarañá, donde comentaban algo que viajantes de Rosario habían dicho al respecto. Pero mi amigo Gorosito, el primo de La Coca, me llama una tarde y me muestra un poster publicitario de la película “India” que le había mandado ella y allí supe pa donde rumbeaban las películas de la entrerriana, y, sinceramente, me relamí el bigote! y guardamos el secreto.

Para definir el Jefe VeGiGa convocó a una votación a mano alzada, y que un representante de cada opción expusiera sus argumentos. La directora de la escuela defendió los films de las Legrand (“Hay que educar a Niní” y “Los martes, orquídeas”) argumentando sobre el valor fundamental de la educación, y la belleza las orquídeas. A mí me tocó hablar a favor de ”La burrerita de Ypacaraí “ y “El trueno entre las hojas” argumenté entonces sobre los oficios dignos de la gente humilde de nuestra Patria amada, la identificación con lugares de nuestra gloriosa Tierra Guaraní como el bello Lago Ypacaraí, y el valor ecológico y emocional que representa poder vibrar con un trueno retumbando entre nuestros Hermanos Mayores Los Árboles!. Akela Martita, con un aplauso y emocionada ante mi argumentación, retiro su postulación a favor de Hugo del Carril, y así quedo definida la pulseada a favor de las obras artísticas de Coca Sarli.
El Jefe VeGiGa, sin pérdida de tiempo, allí mismo, escribió el pedido de películas al Directorio, y me pidió que honrara el acto firmando junto a él.

A los 20 días llegó el cartero de Carcarañá con 2 carreteles de películas, y una carta del Directorio dirigida a Venancio y a mí: el Maestro Macri, con su brutal sinceridad nos trataba más o menos de paisanos brutos y calenturientos, y nos preguntó cuántas ginebras nos tomamos antes de hacer el pedido de algo que causaría escándalo y problemas con el cura y las damas del pueblo. Y nos advertía que sí repetíamos una broma así, él mismo vendría hasta Las Monjitas para lustrarnos el tujes a patadón limpio…

En una noche de primavera el pueblo entero disfrutó en el patio del Grupo de “La Guerra Gaucha” con Enrique Muiño, y “Los Diez Mandamientos” con Charlton Heston, Yul Brynner y Anne Baxter.

Con la sabiduría y la humildá de la gente de tierra adentro todos sintieron que a este pueblito perdido en las pampas nunca llegarían películas candidatas a un Oscar como las solicitadas, por eso nos mandaban estas películas de segunda categoría. Las cosas buenas las amarrocaban los ladinos porteños.