domingo, 3 de julio de 2011

Nuestra predilección por las actrices Litoraleñas y Scouts: Las Legrand y La Coca Sarli.




Estoy muy agradecido al paisano Lorenzetti que rescató del baúl de los recuerdos la noticia del Scout Argentino (que aparece en las fotos), recordando cuando el Directorio de INSA ofrecía a las Compañías películas nacionales, principalmente, para exhibirlas en los locales. Se juntaba así, en torno al patio de la Agrupación, a la gran familia scout, y como en el caso de nuestro querido Grupo el "Cadete Lucio Alcides Alzamendi" de la localidad de Las Monjitas (cerca de Pico Seco, Carcarañá, en la provincia de Santa Fe), ante la exhibición de algo interesante, (que no sean las señoritas que daban vuelta a la plaza en el sentido de las agujas del reloj los domingos al atardecer), era un acontecimiento que juntaba al pueblo entero.

La posibilidad de distribución de películas se daba gracias a la relación que existía entre el Señor Ángel Mentasti, de “Argentina Sono Film”, y el Maestro Scout Roberto Macri, Secretario Técnico Nacional de INSA. Y fue una iniciativa muy aplaudida porque acercó a mucha gente al ámbito scout, en tiempos que solo se escuchaba radio, y, si había, se iba al cine o al teatro. Y también era una alegría especial para los Scouts y las Guías ver a actores/actrices que pasaron por nuestras filas.

Cuando se anunció en la Compañía (Grupo) la posibilidad de ver películas, y elegir los títulos, hubo un gran entusiasmo, pues la muchachada tenía predilección (localista!) por tres artistas mesopotámicas, que en su niñez y juventud pasaron por las filas del Guidismo-Scoutismo: las hermanas María Aurelia Paula, y Rosa María Juana Martínez Suárez (Silvia y Mirta Legrand), nacidas en Villa Cañas, (Cnia de Guías “ Nuestra Señora de Guadalupe”); e Hilda Isabel Gorrindo Sarli (La “Coca” Sarli), nacida en Concordia (Cnía Santa Elena). En lo personal a mí me unía un afecto especial por Hilda Isabel, pues ambos cumplimos años el mismo día patrio (9 de julio), y además porque Gorosito Gorrindo, un amigote, es primo de “La Coca” y ella ha venido varias veces a pasar vacaciones en la estancia, y bueno… confieso: fue en un verano de aquellos que pude robarle unos besos furtivos y cortitos, a esa espléndida muchachita, que allá por el 55 sería Miss Argentina.
El Jefe VeJiGa consideró que lo más democrático era que se votara que películas se solicitarían al Directorio. Las opiniones estaban divididas. Las mujeres y algunos “varones domados” elegían: “Hay que educar a Niní” y “Los martes, orquídeas” de las hermanas de Villa Cañas; y los muchachos elegíamos: ”La burrerita de Ypacaraí “ y “El trueno entre las hojas” de la hermana guía entrerriana que era más joven y bonita según sabíamos. Akela Martita, VeJiGa y algunos de la Comisión de Fomento preferían “Las Aguas Bajan Turbias” con Hugo del Carril.

En realidad, nadie en el pueblo sabía bien los argumentos de las película; nadie había visto los films, solo existían vagos comentarios de pueblerinos que habían escuchado algo en Carcarañá, donde comentaban algo que viajantes de Rosario habían dicho al respecto. Pero mi amigo Gorosito, el primo de La Coca, me llama una tarde y me muestra un poster publicitario de la película “India” que le había mandado ella y allí supe pa donde rumbeaban las películas de la entrerriana, y, sinceramente, me relamí el bigote! y guardamos el secreto.

Para definir el Jefe VeGiGa convocó a una votación a mano alzada, y que un representante de cada opción expusiera sus argumentos. La directora de la escuela defendió los films de las Legrand (“Hay que educar a Niní” y “Los martes, orquídeas”) argumentando sobre el valor fundamental de la educación, y la belleza las orquídeas. A mí me tocó hablar a favor de ”La burrerita de Ypacaraí “ y “El trueno entre las hojas” argumenté entonces sobre los oficios dignos de la gente humilde de nuestra Patria amada, la identificación con lugares de nuestra gloriosa Tierra Guaraní como el bello Lago Ypacaraí, y el valor ecológico y emocional que representa poder vibrar con un trueno retumbando entre nuestros Hermanos Mayores Los Árboles!. Akela Martita, con un aplauso y emocionada ante mi argumentación, retiro su postulación a favor de Hugo del Carril, y así quedo definida la pulseada a favor de las obras artísticas de Coca Sarli.
El Jefe VeGiGa, sin pérdida de tiempo, allí mismo, escribió el pedido de películas al Directorio, y me pidió que honrara el acto firmando junto a él.

A los 20 días llegó el cartero de Carcarañá con 2 carreteles de películas, y una carta del Directorio dirigida a Venancio y a mí: el Maestro Macri, con su brutal sinceridad nos trataba más o menos de paisanos brutos y calenturientos, y nos preguntó cuántas ginebras nos tomamos antes de hacer el pedido de algo que causaría escándalo y problemas con el cura y las damas del pueblo. Y nos advertía que sí repetíamos una broma así, él mismo vendría hasta Las Monjitas para lustrarnos el tujes a patadón limpio…

En una noche de primavera el pueblo entero disfrutó en el patio del Grupo de “La Guerra Gaucha” con Enrique Muiño, y “Los Diez Mandamientos” con Charlton Heston, Yul Brynner y Anne Baxter.

Con la sabiduría y la humildá de la gente de tierra adentro todos sintieron que a este pueblito perdido en las pampas nunca llegarían películas candidatas a un Oscar como las solicitadas, por eso nos mandaban estas películas de segunda categoría. Las cosas buenas las amarrocaban los ladinos porteños.

5 comentarios:

Carlos Polimenico dijo...

Gran historia que encierra la nunca saldada disputa entre unitarios y federales.

Gaviota Astuta dijo...

Respetuosamente, Don Chacho, esto me sonó en primera alternativa a que usted quiere ser saludado el Día de la Patria ya que cumple años con ella.
Y en segunda, hay un relato del Gavioto (el tipo que me soporta estoicamente desde hace 26 pirulos) sobre lo que ocurría con las viejas películas en los lugares más alejados del centralismo porteño.
En Bowen, un cachito más al oeste de San Rafael, Mendoza, hace más de 60 años (huelga decir que el Gavioto me lleva una docena y también de medialunas) vivían paisanos de él (ucranianos y descendientes) para las Pascuas, que otra película iban a pasar sino la Pasión de Cristo en el cine, que a esos tiempos no tenía techo, era como un patio, una plaza, pero cerrado.
Allí un tal Batura, retraducía del castellano básico (ya que era una película casi muda, con cartelitos) al ucraniano, para que sus paisanos pudieran entenderla. Naaaa, no le puedo contar el berenjenal que se armaba, porque el viejo vociferaba la historia que estaban viendo, pero con sus propias adiciones, adaptaciones y licencias literarias.
Maravillosa su historia, me extraña que Akela Martita haya cambiado su voto sin ver al menos un poster de la peli en cuestión. Lo cual demuestra que era fácil de engañar. {se va a enojar, así que mil disculpas}

yanmaneee dijo...

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